Bacilos se formó en 1997 en Miami. Jorge Villamizar (Colombia), André Lopes (Brasil) y JJ Freire (Puerto Rico) se conocieron siendo estudiantes de universidad. Cuando deciden integrar la banda, el mercado musical global estaba dominado por artistas estadounidenses. Pero su propuesta era distinta.

Se trataba de hacer música latina de verdad. En esa época, los grupos que surgían se inclinaban por el rock en español queriendo ser la versión hispana de agrupaciones ya existentes.

“Nosotros rompimos con esa idea y tuvimos mucho éxito. Sin embargo, la gente no lo veía. Por ejemplo, cuando íbamos a hacer promoción a México, la gente nos decía ‘los tropicalones’. No pasaban nuestros videos en MTV y éramos ‘marginados’ por no jugar el jueguito de tratar de ser imitadores de blancos”, revela Villamizar.

“Volvimos a hacer música con una producción sin elementos electrónicos, canciones compuestas a la antigua. Versos, coros y puentes”, cuenta Villamizar.

La grabación se hizo en un estudio de Miami con su banda completa y todos tocando al mismo tiempo. “Eso también nos lleva a nuestra esencia. Somos un grupo de tocar en vivo. Y aunque hemos probado muchas cosas en el pasado, hoy regresamos a esto, a lo que somos. Creemos que vale mucho la honestidad que tiene este tema”, agrega André.

“Queremos que descansen un poco de nosotros”, dice entre risas André. El dúo hace visitas seguidas al país. Ya no recuerdan cuántas veces vinieron en el 2023 y es por eso que prefieren regresar cuando ya hayan lanzado el disco completo y un show renovado para ofrecerle al público. “Tenemos ganas de darles un tiempo para que digieran las nuevas canciones, pero seguro nos veremos este 2024”, finaliza Villamizar.

“La diferencia que teníamos con ese género no es rítmica, es en cómo hacemos ese ritmo. Nosotros tocábamos con batería originalmente y de repente en nuestro equipo comenzaron a programarlo todo. Por decirte, Perderme contigo (2018) es una canción muy Bacilos, pero tiene un dembow marcado de toda canción genérica de reguetón. Pasamos por esa etapa”, reconoce Jorge.

Asimismo, vivieron las sesiones de composición entre mucha gente, que hoy están bastante de moda. Aunque las disfrutaron, volvieron a lo de siempre, composiciones que no se hacen en un día sino en un año.

“La vida creativa es muy interesante, porque gira un poco en contra de los procesos típicos, prácticos y normales. Está en otra frecuencia y hay que estar conectada con ella porque de ahí salen las ideas que nos llevan a donde queremos ir. Es como sacar petróleo. No está en la superficie, está en el fondo. Tú tienes que extraerlo para convertirlo en algo que, siendo muy vulgar, te da plata. Y de eso vivimos”.