El juego constituye un elemento básico en la vida de un niño ya que es divertido y es necesario para su desarrollo.

El juego desarrolla diferentes capacidades en la infancia.

Físicas: los niños se mueven, ejercitándose casi sin darse cuenta, con lo cual  desarrollan su coordinación psicomotriz y la motricidad gruesa y fina.

Creatividad e imaginación: el juego las despierta y las desarrolla.

Forma hábitos de cooperación: al momento de que el niño tiene contacto con otros niños va aprendiendo a formar equipos y de cierta manera solidarios.

El juego hace que los bebés y niños pequeños aprendan a conocer su cuerpo.

Los niños deben disfrutar de sus juegos y recreaciones para conseguir el máximo beneficio.