Las adicciones comportamentales son aquellas en las que no interviene una sustancia o droga. Las personas que la padecen sufren un deterioro considerable en todos los ámbitos de su vida, en especial el familiar, el económico y el laboral. Aunque con ciertos matices, son muy parecidas en características y consecuencias a la drogadicción.

Según el estudio de José de Sola Gutiérrez (2014) los criterios comunes entre ambos se pueden resumir en:

Capacidad para «engancharse» en conductas de las que se derivan consecuencias reforzantes.

Excesiva preocupación por el consumo o conductas que reportan un refuerzo
positivo.

Tolerancia o nivel de saciedad temporal.

Pérdida de control, donde la frecuencia de la conducta se incrementa haciéndose cada vez
más automática.

Dificultad en detener o evitar dicha conducta, a pesar de la existencia de importantes
consecuencias negativas.

Así, el adicto entra en un bucle de «consumo/conducta – abstinencia – craving» en el que la droga o la conducta adictiva se sitúa en el eje central de su vida. Prácticamente, todas las conductas que realiza son por y para la búsqueda y el consumo.

DIFERENCIA ENTRE ADICCIONES A SUSTANCIAS Y ADICCIONES COMPORTAMENTALES

Como ya se ha comentado, los dos tipos comparten muchas características. Tanto la adicción química como la comportamental provocan dependencia, síndrome de abstinencia y tolerancia. Sin embargo, hay que tomar en consideración las diferencias principales a la hora de plantear un tratamiento.

La primera diferencia reside en el síndrome de abstinencia. En la adicción a drogas, la naturaleza fisiológica de la sustancia hace que una vez consumida la sustancia la abstinencia desaparece. Esto no tiene por qué ocurrir con las comportamentales, es decir, la abstinencia no desaparece aun cuando se realice la conducta adictiva.

La segunda diferencia tiene que ver con la comorbilidad entre sustancias o focos de adicción. En las drogodependencias es muy común la politoxicomanía (consumo de varios tipos de drogas). En las adicciones sin sustancias, no es común tener varias adicciones (por ejemplo, juego patológico y adicción al trabajo).

ADICCIONES COMPORTAMENTALES MÁS COMUNES:

Juego patológico

Antes conocido como ludopatía, se define como el comportamiento de juego desadaptativo, persistente y recurrente. La persona suele comenzar a jugar gradualmente, y poco a poco las cantidades y la frecuencia van aumentando. Entre las pérdidas económicas que esto produce y la propia adicción, la persona se va endeudando y acumulando problemas económicos, laborales, familiares e incluso legales. Finalmente, son los propios familiares o las personas más allegadas las que suelen obligarles a asistir a tratamiento.

Cabe decir dentro de esta tipología que las nuevas tecnologías cada vez facilitan más el inicio y el mantenimiento de la conducta de juego. Los salones de juego en línea y las apuestas online han aumentado el número de casos y la dificultad del tratamiento.

Compras compulsivas

También llamada shopaholic, esta adicción se caracteriza por la compra compulsiva e impulsiva de productos sin motivo o necesidad. No suelen ser productos caros, sino más bien múltiples pequeñas compras que al final acaban con la economía de la persona. Es característica de los países industrializados, y se agrava por el pago con tarjeta al no percibir físicamente el dinero que se gasta.

Adicción al trabajo

Normalmente, esta adicción se mide por la cantidad de horas que la persona, sin que exista una necesidad económica o de otra índole, dedica al trabajo. La prioridad número uno es el empleo, y lo antepone al resto de los ámbitos de su vida. Incluso, puede llegar a poner en peligro la suya.

El adicto al trabajo no toma vacaciones ni días libres, y cuando no está en el trabajo presenta los síntomas típicos de la abstinencia. Como ocurre en el caso anterior, la adicción al trabajo también suele ser característica de los países industrializados.

Adicción al sexo

Esta adicción es controvertida, puesto que hay que establecer una separación entre adicción y conducta. La adicción al sexo aparece si se cumplen los requisitos mencionados en el primer apartado. Cabe decir que en esta adicción existe un sufrimiento en la persona, ya que realizar la conducta no alivia el craving de la persona, sino que la impulsa a actuar de nuevo.

Adicción a pantallas: videojuegos, televisión, redes sociales, etc.

Pertenecientes a las llamadas nuevas adicciones, esta tipología tiene una alta prevalencia entre los jóvenes y menores de edad. Durante mucho tiempo se discutió su inclusión dentro de las adicciones comportamentales, aunque finalmente se demostró su pertenencia a este grupo. La adicción a las pantallas incluye el abuso de:

  • Videojuegos
  • Televisión.
  • Redes sociales.
  • Internet
  • Ordenador
  • Móvil.

El papel de la industria de consumo en las adicciones

Desde sus inicios, las adicciones comportamentales tardaron mucho en reconocerse como adicciones como tal. Hoy en día, todavía genera controversia discernir entre lo que es adicción y lo que no.

Esto genera un «vacío moral» en la sociedad, que no parece estar concienciada del problema que suponen las adicciones sin sustancias, causantes de tanto sufrimiento.

Ya de por sí, la facilidad para realizar estas conductas es muy sencilla: ir de compras, apostar en una tragaperras en un bar, abrir Instagram, encender la tele… Sin embargo, a esto se le suma la industria de consumo. Mediante las incesantes campañas de publicidad insta y refuerza al individuo para llevar a cabo estas acciones, en un principio nocivas pero que en ciertos individuos dificulta enormemente su tratamiento.

Existe, por ley, publicidad que advierte de los efectos negativos que producen consumir alcohol y tabaco. Además, los medicamentos e incluso algunos alimentos procesados también vienen con recomendaciones sobre su consumo. Tal vez, como primera medida, esta sea una solución para intentar prevenir la aparición de algunas tipologías de adicción comportamental.

 

*Fuente: La mente es maravillosa