Una duda que varias personas tienen sobre el café es si tiene fecha de caducidad; te decimos cuándo es preferible tomarlo


Al ser materia orgánica, este puede prolongar su vida si se almacena de manera correcta, aunque la manera en que se determina su frescura es diferente a la de otros alimentos.

Un café fresco significa que ha sido tostado recientemente, es decir, en un tiempo no mayor a uno o dos meses. En ese lapso conserva la intensidad de sabores y aromas, que disminuye con el paso de las semanas, aunque una conservación adecuada puede extender esa riqueza aromática.

No se recomienda que el café se consuma lo más fresco posible, como sucede con las frutas o las verduras. La razón es que atraviesa por un proceso llamado desgasificación después de ser tostado, en el que desprende dióxido de carbono. Este crea una burbuja alrededor de las partículas de café molido e impide que el agua penetre en ellas para una correcta extracción de los sabores.

El resultado es una bebida sub extraída, la cual puede dejar un sabor agrio y una sensación de sequedad en la boca.

Más que la fecha de caducidad es mejor conocer la fecha de tueste del café, pues después de ese tiempo comenzará a perder su sabor y aroma, sobre todo tras ser molido.

Después de tostado es preferible consumirlo en menos de un mes para que conserve de manera óptima todos sus atributos. Después de tres meses suele disminuir su calidad, pero existen algunos consejos para conservar sus cualidades.

  1. Mantén el café recién tostado en grano, pues así tardará más en oxidarse que el café molido. Esto se debe a que la superficie de contacto con el aire es mucho menor que en el café molido.
  2. Conserva el café tostado en grano o molido en envases herméticos, en un lugar fresco, seco y lejos de fuentes de calor.
  3. Evita guardarlo en la nevera o el refrigerador debido a que la circulación del aire acelera de manera drástica la oxidación del café.
  4. Compra solo la cantidad de café que consumirás en un mes para evitar almacenarlo durante mucho tiempo.

En resumen, los granos de café tienen un ciclo de vida. Después del tueste pierden aromas y sabores con el paso de las semanas, lo que se traduce en tazas de baja calidad, con notas rancias o espressos sin la valorada crema.


Con información del Excélsior