El brócoli, también conocido como brécol en otros países de habla hispana, es una verdura perteneciente a la familia de las crucíferas al igual que el repollo, el coliflor y el nabo. Se pueden encontrar más de 3.000 especies propias de regiones templadas o frías. El brócoli posee una mayor riqueza en vitaminas y minerales respecto al resto de las crucíferas. Se destaca su contenido en vitamina A (en forma de beta-carotenos), vitamina C, ácido fólico, potasio y hierro.

Su origen parece estar ubicado en los países del Mediterráneo oriental. Los romanos cultivaban y consumían esta planta, y por ello esta verdura es muy popular en Italia. Fue hace poco más de 30 años cuando su producción y consumo empezó a incrementarse de manera más general en el resto del mundo. En Argentina, su zona de producción se centra principalmente en la provincia de Buenos Aires. El brócoli es una planta que se desarrolla fundamentalmente durante las estaciones de otoño-invierno y primavera, por lo tanto, en estas estaciones son la mejor ocasión para consumirlos, aunque se dispone de brócoli durante todo el año.

El componente mayoritario de esta verdura es el agua, por lo que su valor calórico es muy bajo. Las vitaminas A y C también son reconocidas por su acción antioxidante y protectora para la salud.

De su contenido mineral sobresale el potasio y el hierro, pero también cuenta con cantidades significativas de calcio, magnesio, zinc y yodo.

En el brócoli se han identificado una serie de elementos fitoquímicos cuyos potenciales efectos en la prevención de diversos tipos de cáncer y otras enfermedades. Muchas de sus virtudes se atribuyen a diversas sustancias como glucosinolatos e isotiocianatos.

Su contenido en fibra es abundante y colabora significativamente a tener un mejor tránsito gastrointestinal.