Cabe destacar que, en México, el 57% de los dueños han automedicado en algún momento de su vida a sus mascotas, convirtiéndolo en una práctica sumamente arraigada en el país, debido a que muchos creen que ciertos dolores pueden ser “aparentemente” controlables por ellos mismos, lamentablemente, es hasta que hay una afección mayor que compromete la vida de la mascota, cuando deciden llevarlo al veterinario.

Algunos de los problemas más comunes que presentan las mascotas debido al suministro de medicamentos de uso humano sin una revisión previa por parte de un especialista, son los efectos secundarios que pueden provocarles tales como: intoxicación, diarrea, vómito, sangrado interno y, en casos extremos, la muerte.

Si bien muchos antiinflamatorios, antipiréticos o antibióticos para el ser humano pueden contener los mismos principios activos que los veterinarios, los compuestos químicos se sintetizan y degradan de forma distinta, pudiendo ser tóxicos para algunos, además de que las dosis y reacciones son diferentes entre una especie y otra.

Si bien las mascotas no tienen la capacidad de hablar, es esencial que sus propietarios sepan identificar y estar atentos a aquellas señales o comportamientos con los que pueden manifestar el dolor y pedir ayuda. Cuando los perros están adoloridos son renuentes al movimiento, se lamen la zona lastimada y tienen la cola caída y encogida; en casos de molestia abdominal, es frecuente la postura encorvada o de plegaria.

Sin duda, para los animales, el alivio del dolor es un derecho universal; por ello, controlar su sintomatología no sólo es importante para hacer que el can esté cómodo, sino también acelerar el proceso de curación con el fin de que vuelva a su vida normal.

1. Mantenerse atento a sus actitudes: Revisar principalmente si el perro tiene problemas para subir escaleras, caminar, correr o saltar, expresiones como rostro cabizbajo, mirada fija, indiferente u ojos vidriosos; actitudes agresivas como intentar morder a las personas o a otros animales a su alrededor sin causa aparente; falta de apetito, dificultad para dormir, respiración alterada sin haber hecho previamente ejercicio, debilidad, cansancio, temblores, sumisión e, incluso, búsqueda de afecto constante.

En caso de que esté en recuperación por alguna intervención, se debe notar si no hay síntomas anormales o distintos a los descritos por el especialista

2. Nunca auto medicar: Para los perros no hay sustancias inocuas. Ante cualquier malestar, la recomendación es asistir de inmediato con un médico veterinario que pueda auxiliarlo con un tratamiento o medicamento selectivo que no ponga en peligro su vida.

3. Hidratarlo y alimentarlo muy bien: Parte esencial de tener un tratamiento completo y una recuperación temprana está en ofrecer a la mascota una alimentación óptima e hidratación constante. Pregunte a su médico cuál es la mejor dieta para un perro que está convaleciente.

Vivir con un perro es una de las más grandes decisiones en la vida, ya que necesita atenciones adecuadas como alojamiento, desparasitación y esquema de vacunación completo, alimentación, higiene, educación y, lo más importante, cariño. No hay mayor satisfacción para un dueño que ver a su compañero canino activo y feliz.